Este producto se acentúa en Potosí, un pueblo esencialmente minero, cubierto de una belleza mística inusual.
En épocas del dominio español, los colonos, para lograr someter la voluntad de los trabajadores de las minas, los atemorizaban diciendo que, si no se esforzaban lo suficiente en sus labores, "el demonio se los iba a llevar consigo". Detrás de esta amenaza, se escondía una verdad, que consistía en que los hispanos mataban a estos hombres, y esparcían la mencionada leyenda, de modo de lograr obtener más metales preciosos.
Con la expulsión de estos invasores, y el consecuente descubirmiento del engaño, se produce un inesperado giro del destino, y estos trabajadores, pasan de temerle a adorar a este ser de las tinieblas. Debido a su gran devoción, trataron de llamarlo dios, pero como en el alfabeto del quechua no existe la letra d, pasan a denominarlo tios o tio. Entre sus misiones más destacadas tiene que proteger a los trabajadores de las minas, y, más importante aún, tiene relaciones con la pachamama para producir plata en estos recintos de tierra.
De este modo, se erigieron estatuas de esta deidad en el interior de estos laberintos metalíferos, y hasta el día de hoy reciben ofrendas de cada minero al iniciar su labor anual y antes de terminarla(pueden ser hojas de coca, cigarrillos, caramelos,etc. ), como símbolo de petición y gratitud, respectivamente, para recibir su bendición y obtener prosperidad en sus tareas.
También encontramos a la mencionada pachamama, cuyo nombre significa madre tierra, y es una divinidad que representa a la tierra geológica y a la naturaleza en su conjunto. Su función en las minas reside en la producción de plata con el tio. También es extremadamente celosa de otras mujeres, de manera que no pueden trabajar en estos lugares más que hombres. De otra forma, ella se enoja, y deja de generar este metal precioso, hasta tanto estas empleadas deserten.
Así como estas, podemos encontrar dentro de estas fronteras, muchas otras creencias sumamente interesantes, que hacen a una nación muchas veces menospreciada como Bolivia, un poderoso productor cultural.
Emmanuel García