4 de febrero de 2014

Las dos caras de una misma moneda

Bolivia es un país de 1 098 581 km², sin salida al mar, famoso por sus minas en la época de la Colonia; pero la razón de este texto es otra: la coexistencia de dos caras radicalmente distintas de un solo Estado.
El Occidente y el Oriente parecen ser países distintos, y quienes los recorrieron se dan cuenta de las grandes diferencias entre una parte y otra.

Algunos hablan de la Bolivia rica de los cambas (del Este), y de la Bolivia pobre( del Oeste), y minusvaloran a esta última dejando de lado su riqueza cultural.

Lo cierto es que ni una es mejor, ni otra es peor, sino que cada cual tiene su propios encantos. Por un lado, hay que destacar que en cada región conviven descendientes de varias etnias diferentes, por lo cual no es correcto englobar en una sola denominación a los habitantes de cada región. Por el otro, al hablar de Occidente, tenemos que hablar de una población más apegada a las tradiciones, con una cultura ancestral arraigada y que subsiste a pesar de los avatares através de los siglos, interesantísima para quienes desean conocerla; en cambio, en el oriente, se pueden ver algunos pueblos más modernos, más desarrollados, y que distan de la imagen común (estereotipo) que se tiene del pueblo boliviano, y que hasta tiene un clima tropical, distante del clima frío y seco del altiplano.

Estas diferencias han llevado inclusive a generar la intención de escisindir el territorio para formar un estado independiente, por parte de quienes poblan la zona de Santa Cruz de la Sierra, y a que existan asperezas entre regiones.

Sea cual fuere el futuro de estos dos sectores, considero que los habitantes de cada cual son dignos de respeto, y el uso de términos peyorativos hacia unos u otros es en verdad equívoco. Desde mi punto de vista, las difrencias entre Occidente y Oriente hacen de Bolivia una nación mucho más interesante.

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